Stephen Bohr y el Argumento Trinitario en contra de la Ordenación de la Mujer

 

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En el mundo hispanohablante, durante el debate sobre la Ordenación de la Mujer (OM), uno de los más conocidos opositores de esta, ha sido el predicador y teólogo, Stephen Bohr.

Anteriormente, Bohr destacaba como orador de cuestiones escatológicas. Pero a partir de 2013[1], su interés cambió radicalmente. Por diferentes medios inició junto a otros[2], una cruzada en contra de la OM, lo que causó un debate no menor respecto a sus planteamientos. Estos discurrían principalmente como herramienta propagandística, una suerte de “campaña del terror”[3]. Pero, además de aquella crítica, en diferentes medios dedicados al tema, crecía la sospecha respecto a unas declaraciones suyas referidas a la Trinidad[4]. Dado que Bohr más que escritor, se dedicó a conferenciar respecto a la OM, poder indagar aquella sospecha se hizo verdaderamente difícil.

Sin embargo, para 2015, Bohr sacó a la luz un pequeño libro donde exponía de manera resumida muchas de sus predicaciones. En el libro “La Ordenación de la Mujer ¿Sí o no?”[5] se pueden encontrar la mayoría de los argumentos usados por él. Además de incluir interpretaciones bíblicas sin fundamento[6], hay que destacar un elemento positivo del libro. Recomienda la lectura de “Women in Ministry”[7], aunque con reparos y cautela[8].

Pero lo que nos interesa de aquel libro es una declaración “bastante inusual”. Para todo aquel no esté familiarizado con el debate de la OM, aquellas palabras pueden pasar desapercibidas. Pero una lectura informada y crítica de su propuesta deja en claro lo que está diciendo de fondo. Reza de la siguiente manera:

«El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son ontológicamente iguales (como Seres), pero cada uno de ellos tiene una función o papel en el plan de salvación. ¿Es el Hijo inferior al Padre porque su función de siervo lo llevó a morir en la cruz? ¿Será el Espíritu Santo inferior al Hijo porque su ministerio consista en hacer eficaz la obra de Cristo? ¡Por supuesto que no! Son iguales como seres, pero cumplen diferentes funciones o papeles ministeriales […] El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, por su naturaleza, tienen los mismos derechos, pero ¡esto no significa que sus funciones son idénticas en la administración del universo!»[9]

En el contexto inmediato de aquella cita, Bohr explica que el debate de la OM, no pasa por un asunto de igualdad. Él dice que “los hombres y las mujeres son iguales ante Dios por creación y redención”. Pero que esa igualdad “ontológica no es lo mismo de la identidad derivada de la función”. Según Bohr, la “identidad derivada de la función”, significaría que, “igualdad no significa que los hombres y mujeres deban cumplir papeles idénticos en la iglesia”[10]. Y es allí donde a modo de “ilustración”, entra el párrafo que hemos citado, aplicando las relaciones inter-trinitarias a las relaciones hombre-mujer en la iglesia.

Lo inusual de la cita es la conexión entre las relaciones internas de la Deidad y su aplicación para oponerse a la OM. Eso parece sugerir algo más. No es una declaración obvia. A pesar de que pareciera no decir nada nuevo en una lectura preliminar, el hecho de asociar dos tópicos, la Trinidad y el ministerio pastoral, hacen necesario entender la postura de Bohr en un contexto más amplio. ¿Desde qué posición teológica habla Bohr? ¿Lo que dice es una declaración que cualquier adventista puede aceptar? ¿O hay algo más? ¿Cuál es el trasfondo de sus palabras?

Trasfondo de la cita: primacía pre-caída.

Analizando el razonamiento de Bohr, nos encontramos ante declaraciones que poseen una trama inmensa.

En primer lugar, la declaración de igualdad ontológica de hombres y mujeres ante Dios por creación y redención, no es coherente con su planteamiento general. Y la razón es sencilla: Bohr cree en la primacía pre-caída[11].

En el artículo “Evaluation of Egalitarian Papers”, Bohr, en coautoría con otros teólogos opositores, afirman directamente que «Dios designó a Adán como líder en el Jardín del Edén antes de la creación de la mujer”[12].

Tal vez, que Adán fuera designado por Dios como líder antes de la creación de la mujer, podría parecer algo que concuerda con la Biblia[13]. Pero como ha notado perspicazmente Gerry Chudleigh[14], aquellas palabras más que concordar con la Biblia, lo hacen con la Declaración de Danvers[15]. Específicamente con la afirmación N° 3: “El liderazgo de Adán en el matrimonio fue establecido por Dios antes de la Caída, y no fue un resultado del pecado.”[16]

Que Adán fue designado líder por Dios antes de que Eva fuera creada, es el núcleo de la primacía pre-caída. Pero la primacía pre-caída no concuerda con la Biblia. Así ya lo ha demostrado Ángel Manuel Rodríguez[17]. Más bien, aquellas afirmaciones concuerdan con la propuesta nacida en el Concilio de Hombría y Femineidad Bíblica, una organización calvinista norteamericana, opositora a que las mujeres sean pastoras, que en 1987 emanó la declaración de Danvers, documento altamente estimado por muchos teólogos adventistas desde aquella fecha hasta hoy[18], y de la cual se hace eco Bohr.

¿Pero cuál es la incoherencia de aceptar la primacía pre-caída con decir que hombres y mujeres son iguales ontológicamente ante Dios pero diferentes en funciones? La incoherencia es que, como ha explicado Rodríguez, “el género [masculino o femenino] no es acerca de la función, sino del ser. La masculinidad y la feminidad no son funciones, sino lo que se es. Algunos son seres humanos masculinos y otros son seres humanos femeninos. La diferenciación de género se trata de la igualdad dentro de la diferenciación de género, y sobre el misterio de la unidad dentro de una pluralidad”[19].

En otras palabras, no puede ser que el hombre esté en una posición superior (cabeza, líder, primacía), funcionalmente si su condición (naturaleza, ser, ontología) masculina es igual ontológicamente, pero no funcionalmente a la mujer. No es lógico aceptar una igualdad ontológica entre hombre y mujer, si ya a esa supuesta igualdad se le están agregando elementos funcionales  que hacen superior a un género sobre el otro. Sencillamente no tiene sentido. Ontológicamente iguales, funcionalmente desiguales es una contradicción.

Trasfondo de la cita: “teología de la cabeza”.

En segundo lugar, teniendo presente lo anterior, Bohr dice que “igualdad no significa que los hombres y mujeres deban cumplir papeles idénticos en la iglesia”[20].

Tanto Rodríguez[21] como Chudleigh[22] concuerdan en que el texto fundamental para conectar la primacía pre-caída y la negación para ordenar mujeres, es 1 Corintios 11:3. De hecho, este mismo versículo fue usado como apoyo fundamental de contestación a la declaración del Seminario Teológico de Andrews[23], contestación[24] que Bohr firma entre otros. Cabe añadir, que la interpretación pre-caída de dicho versículo (y capítulo en general), ha sido refutada en innumerables artículos por teólogos adventistas del séptimo día[25].

La importancia de dicho texto es capital para entender la cita acerca de la Trinidad de Bohr. Y la razón es que Bohr al aceptar la interpretación de la primacía pre-caída de Adán, está aceptando además la “primacía de Dios sobre Cristo”. Porque tanto la una como la otra son inseparables irremediablemente. Decir que dentro de las relaciones inter-trinitarias hay funciones, a la luz de 1 Corintios 11:3 (“Dios la cabeza de Cristo”), donde una parte de la deidad está subordinada a la otra, y aplicar esas relaciones de la deidad a la creación y relaciones hombre- mujer (primacía pre-caída), da naturalmente una jerarquización de género (Adán tendría una primacía/autoridad sobre Eva). Por otro lado, sostener la primacía pre-caída sin el trasfondo trinitario, pierde todo el sustento. ¿Cuál sería la base de sostener aquella primacía más que conjeturas y mucha imaginación al leer la Biblia?

El sistema total de todas estas interpretaciones se conoce como “teología de la cabeza”[26]. Esta teología, como la ha explicado excelentemente Chudleigh, en su libro “Una breve reseña de la doctrina de la cabeza en la iglesia adventista del séptimo día”, nace dentro del seno de iglesias calvinistas en los años 80 en EE.UU[27] (volveremos a este punto más adelante).

Es por ello que Bohr, nos habla de las relaciones inter-trinitarias en su “ilustración”. Decir que «El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son ontológicamente iguales (como Seres), pero cada uno de ellos tiene una función o papel en el plan de salvación” no es una declaración obvia. Encierra todo lo que hemos dicho y mucho más.

Analizando la cita: el argumento trinitario en contra de la ordenación de la mujer.

Ya hemos visto que 1) Bohr nos habla desde la primacía pre-caída de Adán sobre Eva, y 2) que 1 Corintios 11:3 es el texto fundamental de la “teología de la cabeza” para aplicar las relaciones internas de la Deidad a las relaciones hombre-mujer en la iglesia.

Teniendo presente lo anterior, ¿qué quiere decir Bohr cuando afirma que “El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son ontológicamente iguales (como Seres), pero cada uno de ellos tiene una función o papel en el plan de salvación”? ¿Esas funciones son temporales o eternas?

No es sorpresa para ningún entendido en la doctrina de la Trinidad, que dentro de ella, en las relaciones inter-trinitarias, existen funciones. El problema nace cuando hay que definir si aquellas funciones son eternas o temporales.

Para responder la pregunta, desde una perspectiva adventista del séptimo día, no hay texto más autorizado que el “Tratado de Teología Adventista”.

En la sección dedicada a la doctrina de Dios, Fernando Canale, nos dice directamente que si bien hay funciones dentro de la trinidad, estas  no suponen “una dependencia o inferioridad ontológica del Hijo”[28]. Hasta aquí estaríamos de acuerdo con Bohr. Pero el problema surge en cuanto a su temporalidad o eternidad como hemos adelantado.

A pesar de que Bohr dice que esas funciones son dentro del “plan de salvación”, también declara que tienen que ver con la “administración del universo”[29]. Eso crea una ambigüedad.

Si analizamos lo que quiso decir, considerando que las funciones son temporales durante el plan de salvación, queda la pregunta de cómo logra aplicar las relaciones inter-trinitarias a las relaciones hombre-mujer, matrimonio e iglesia, (ya que no sería un asunto del mismo ser de Dios, sino más bien, temporal).

Dada la ambigüedad, al decir que esas funciones también tienen que ver con “la administración del universo”, surge la duda si  Bohr solapadamente está sugiriendo funciones inter-trinitarias más que temporales. Y decimos esto porque si bien el “plan de salvación” implicaría funciones temporales mientras este dure, la “administración del universo” tiene implicancias mucho más extensas temporalmente que el plan de salvación[30].

Según los antecedentes que hemos revisado, Bohr acepta la primacía pre-caída y la teología de la cabeza. Teniendo esto presente, inferimos que, él entiende las funciones de los miembros de la trinidad como funciones eternas[31].

Ahora, sobre la subordinación de Cristo a Dios, un antecedente clave sería el documento de contestación oficial de los que se oponen a la OM, donde avalan una “jerarquía” dentro de la trinidad. En esa declaración, ellos dicen claramente que 1 Corintios 11:3 emplea “el concepto de autoridad dentro de la deidad”[32].  Y como hemos dicho, Bohr es el primero en firmar aquello.

Por lo tanto, a la luz de 1 Corintios 11:3, Dios vendría a ser la cabeza de Cristo. Si Dios el Padre tiene autoridad, primacía o es cabeza sobre Dios el Hijo, el Hijo está subordinado al Padre.

¿Qué clase de subordinación sería entonces? ¿Temporal o eterna?

Según Rodríguez, algunos teólogos opositores a la OM, como Ingo Sorke, dicen que “si esta subordinación [del Hijo] es eterna o simplemente en la encarnación, es irrelevante”[33]. No obstante Rodríguez replica que “no parece ser irrelevante porque, si es solo en la encarnación, entonces, sería más difícil argumentar a favor de una primacía pre-caída”[34].

Y en efecto, Rodríguez tiene razón, ya que toda la teología de la cabeza y la primacía pre-caída dependen de la sumisión y subordinación eterna de Dios el Hijo a Dios el Padre. De lo contrario, si la sumisión del Hijo es temporal debido a la encarnación, la diferenciación de funciones, la autoridad y primacía del Padre sobre el Hijo, no serían parte del ser de la Trinidad. No sería parte de la naturaleza de la Deidad. Y por ende, no se proyectarían en la creación del ser humano como “imagen de Dios”[35]. Por lo tanto, tanto Bohr como los demás opositores a la OM, implícita o explícitamente asumen la subordinación eterna[36].

Incluso, a pesar del énfasis de Bohr al hablar de “funciones”, “papeles” y “ministerios”, diferenciados en la Trinidad, y a la vez aducir “igualdad ontológica”, Rodríguez nos señala certeramente que “el concepto de una primacía dentro de la divinidad, es incompatible  con la distinción entre la igualdad de la naturaleza y la diferenciación funcional dentro de la Trinidad”[37] Rodríguez comenta:

“Si el Hijo había estado eternamente bajo sujeción al Padre, entonces, esto es lo que le define; esto es lo que él es y no por lo que hace. Habría existido siempre en subordinación al Padre. Aquí, la naturaleza y la función se fusionan… El ser y la acción son inseparables. La acción es un reflejo de lo que la persona es. Aquí no hay dicotomía. La distinción entre la naturaleza y la función ya no tiene validez dentro de la Deidad. Parte del problema es que nuestros amigos parecen confundir la sumisión con la función. La sumisión es una condición o estado del ser, que se expresa en el ejercicio de determinadas funciones. Una sumisión eterna no es algo que la persona hace, sino el estado eterno de esa persona. Por lo tanto, la sumisión y la función no pueden estar separadas unas de la otra”[38].

Teniendo presente todo lo que hemos dicho hasta el momento, básicamente hay que reiterar que lo que Bohr afirma de la Trinidad no es una mera “ilustración”. Es el centro mismo de toda la argumentación en contra de la ordenación de mujeres al ministerio. Sin ese entendimiento de las relaciones inter-trinitarias, no hay construcción posterior para la “primacía pre-caída”.

Lo que dice la teología adventista sobre la subordinación de Dios el Hijo.

¿Qué dice entonces la teología adventista del séptimo día al respecto? ¿Existe evidencia de que como adventistas aceptemos la subordinación eterna del Hijo al Padre?

Nuestra teología, tal cual está expresada en el Tratado de Teología Adventista, es clara al respecto. Considerando algunos pasajes bíblicos[39] que a primera vista dan la impresión de cierta subordinación de Dios el Hijo a Dios el Padre, el profesor Canale comenta: “La idea bíblica de la subordinación de Dios el Hijo a Dios el Padre pertenece no a la estructura interna de la realidad divina, sino más bien a la esfera del cumplimiento del plan de salvación.”[40] En otras palabras, aquella subordinación vendría a ser dentro de un marco temporal.  Además recalca que “las declaraciones que implican la subordinación de Dios el Hijo a Dios el Padre deben entenderse como un resultado de su encarnación”[41].

¿Y los pasajes bíblicos como 1 Corintios 11:3? Si bien Canale no estudia ese pasaje en concreto reconoce otra serie de pasajes bíblicos[42] que implicarían una “subordinación del Hijo al Padre”, que iría “más allá de la encarnación”[43]. Esos pasajes darían a entender que la subordinación “ocurre dentro del nivel de la inmanencia de Dios, donde ambos, el Padre y el Hijo, administran su gobierno providencial dentro de la historia creada”[44]. Pero:

“la subordinación funcional del Hijo no supone una dependencia o inferioridad ontológica del Hijo. En un sentido amplio, la subordinación del Hijo respecto al Padre puede verse como expresando la unicidad de la vida trinitaria interna en tanto que la Deidad obra la salvación en y a través de la historia del gran conflicto. En la Biblia, por tanto, no se encuentra fundamento para la idea de que hay una subordinación ontológica del Hijo respecto al Padre o que la realidad divina del Padre tiene en cualquier sentido una primacía de origen sobre la realidad divina del Hijo[45].

Para que no quede ninguna duda de lo anterior, Canale reafirma:

“Cuando la tarea de la redención confiada a Cristo sea consumada, la delegación de todas las cosas al Hijo por parte del Padre, como la contraparte de la total subordinación del Hijo al Padre, terminará. Como aspectos interrelacionados de la vida intratrinitaria, la delegación del Padre al Hijo y la subordinación del Hijo al Padre no constituyen la naturaleza trinitaria de Dios.[46]

Como último punto a analizar, nos queda la cuestión de si la subordinación de Dios el Hijo a Dios el Padre es un asunto voluntario por parte del Hijo o un acto arbitrario por parte del Padre.

Todos los antecedentes aportados arriba, indican que la sumisión del Hijo al Padre es temporal, y que sus funciones diferenciadas entre los miembros de la Deidad, también lo son. Lo cual daría por conclusión que esta sumisión sería voluntaria o consensuada por los miembros de la Trinidad. Eso es lo que nos dice Canale al expresar que la encarnación “es tanto un acto del Hijo como del Padre; es un acto relacional efectuado por la Divinidad misma.”[47]

Pero los que aceptan la primacía pre-caída y la teología de la cabeza no están en la misma posición. Y la razón es sencilla. Dado que Dios el Padre en la Trinidad tiene la preeminencia, autoridad y primacía, él toma las decisiones. Por lo tanto, la subordinación de los demás miembros de la Deidad sería una decisión arbitraria desde la eternidad.

Origen de la Primacía pre-caída y de la teología de la cabeza.

Ya expuesto todo el trasfondo de la declaración de Bohr acerca de la Trinidad, queda un asunto pendiente: el origen de todo el entramado teológico, el soporte intelectual de su posición.

Hemos ido dando atisbos a lo largo de este escrito acerca del origen de la primacía pre-caída y de la teología de la cabeza. En primer lugar, dijimos que el lenguaje empleado por Bohr y los teólogos opositores a la OM se basa en la declaración de Danvers. Y también dijimos que dicha declaración nace del Concilio de Hombría y Femineidad Bíblica, una organización calvinista norteamericana. Pero lo que no hemos mencionado es al verdadero soporte intelectual tanto de la declaración y del Concilio: Wayne Grudem.

Para ningún teólogo entendido en el tema ha pasado por alto el hecho de que los que se oponen la OM, la mayoría de ellos, basa todo su arsenal teológico, tanto la primacía pre-caída y la teología de la cabeza, en el teólogo calvinista norteamericano, Wayne Grudem.

Grudem es co-fundador del Concilio de Hombría y Femineidad Bíblica en 1987, de donde emana la declaración de Danvers. Y es también el articulador principal de toda la teología de la cabeza.

Es él quien escribe el prólogo de Samuele Bacchiocchi en el libro “Women in the Church” (1897), libro que exporta toda la teología de la cabeza en contra de la OM a la iglesia adventista.

“Adventist Affirm”[48] nace en el contexto de oposición a la OM en 1987. Los primeros números  de la revista están dedicados a esa temática. Es más, en 1989, prácticamente a meses de salir a luz la declaración de Danvers, Adventist Affirm hace prácticamente una copia de esa declaración[49]. Cabe añadir que todos los teólogos adventistas fundadores de Adventist Affirm son opositores a la OM, entre los cuales se destacan Samuele Bacchiocchi, Mervin Maxwell, Samuel Koranteng-Pipim[50], entre otros.

Teniendo presente esa breve reseña histórica, no es sorpresa que Bohr y los teólogos opositores a la OM en el TOSC citen sin rodeos a Wayne Grudem.

Bohr lo cita en su paper. Es más, consciente de las objeciones reafirma su uso:

“Algunos eruditos adventistas han objetado el uso de material de Wayne Grudem, debido a que él cree en la subordinación eterna del Hijo a la voluntad del Padre, y por tener puntos de vista teológicos calvinistas concernientes a la salvación… Creo que el trabajo de Grudem sobre el asunto de la ordenación de la mujer es valioso a pesar de que no estemos de acuerdo con sus puntos de vista soteriológicos calvinistas.”[51]

Llama la atención que además de avalar el uso de la teología de Grudem concerniente a la OM, Bohr no muestra desacuerdo sobre la sumisión eterna de Dios el Hijo a Dios el Padre, sino solamente encuentra reparos en la comprensión calvinista de la salvación.

Además, Bohr es consciente de las críticas por su empleo de Grudem, pero parece no importarle, justificando su uso por medio de la falacia tu quoque[52].

Uno de los críticos de Bohr es Ángel Manuel Rodríguez, que al evaluar la hermenéutica de los opositores a la OM, dice lo siguiente:

“Sorprendentemente, él aprueba y utiliza la hermenéutica empleada por Wayne Grudem para excluir a las mujeres del ministerio. Si la hermenéutica usada por Bohr y Grudem es la que desarrolla la verdad bíblica, ¿Por qué Grudem, usando la misma hermenéutica, no ha encontrado el sábado en el NT? Esto sugiere que la hermenéutica empleada tanto por Bohr como Grudem, no conduce necesariamente a la verdad bíblica”[53].

Cabe añadir que entre los teólogos opositores que citaron a Grudem en el TOSC, fueron varios, entre los que podemos destacar a: Edwin Reynolds[54], Ingo Sorke[55], Paul Ratsara-Daniel Bediako[56], Laurel Damsteegt[57], y John Peters[58].

Dado la enorme influencia de Wayne Grudem, la primacía pre-caída, y en general, de toda la teología de la cabeza, cabe preguntarse qué implicancias tiene eso después de la votación en el congreso de la Asociación General en 2015.

Consideraciones finales.

Después de todo lo expuesto, se hace palpable que la teología emanada del Concilio de Masculinidad y Femineidad Bíblica, teología eminentemente calvinista, ha penetrado en la IASD, no solamente como base para oponerse de la ordenación de la mujer, sino también como teología de la ordenación. Esto trastoca todo el entendimiento adventista tradicional.

Las creencias fundamentales adventistas trastocadas van desde Dios, el hombre, matrimonio y familia, hasta cuestiones relativas al ser de Dios, la Trinidad, la hermenéutica, y las presuposiciones fundamentales de la teología adventista.

Una vez aceptadas cuestiones foráneas a nuestra teología, como la primacía pre-caída y la teología de la cabeza en general, las nociones calvinistas de la Trinidad han entrado de lleno en nuestra iglesia. La concepción de la subordinación eterna de Dios el Hijo trae consecuencias directas para nuestro entendimiento tradicional.

Tal vez de todo lo anterior, y que desde hace décadas viene sucediendo, es la introducción de los elementos constitutivos de la inspiración verbal. Tomar por vencedora a la teología que se opuso a la ordenación de la mujer, es asumir una teología que en su hermenéutica, en sus presuposiciones fundamentales, distorciona todo el mensaje adventista, por más similar que sea en el lenguaje común.

Finalmente, este artículo es el inicio de una serie completa que analiza “el argumento trinitario en contra de la ordenación de la mujer” y sus implicancias teológicas, desde el reciente debate en el TOSC, Wayne Grudem, y así, retrayéndonos a sus raíces históricas, teológicas y filosóficas.

REFERENCIAS:

[1] Julio de 2013 es el año donde Bohr presenta su artículo al Comité de Estudio sobre la Teología de la Ordenación (TOSC en inglés): “Issues Relating to the Ordination of Women with Special Emphasis on 1 Peter 2:9, 10 and Galatians 3:28”. Dado que es el primer paper académico de Bohr, consideramos esa fecha como inicio.

[2] Algunos de los que participaron simposio “Women’s Ordination”, del ministerio independiente “Secret Unsealed” son: Daniel Scarone, Laurel Damsteegt, Mario Veloso, John Peters, Ingo Sorke, entre otros. Ver: http://ordinationtruth.com/category/secrets-unsealed/

[3] Ángel Manuel Rodríguez, TOCS: Evaluation of the Arguments Used By Those Opposing the Ordination of Women To the Ministry, p. 2.

[4] La ponencia de Bohr titulada «Male and Female HE Created Them» es la generó más dudas y sospechas. Ver: Secret Unsealed, Symposium Women’s Ordination: http://ordinationtruth.com/2015/06/08/womens-ordination-symposium-bakersfield-hillcrest-sda-ca/

[5] Stephen Bohr, “La Ordenación de la Mujer ¿Si o No?” Secret Unsealed, 2015.

[6] Ibíd. Ver por ejemplo las sugerencias de igualdad del Ministerio Sacerdotal del AT, con el pastoral del NT (p. 25), la rebelión de Coré y la Ordenación de la mujer (p. 35-41), etc.

[7]  Nancy W.  Vyhmeinster, Editora, “Women in Ministry”, Andrews University Press, 1998.

[8] “La ordenación de la mujer: ¿Sí o No?” p. 52. La recomendación va sugerida de leer “Prove All Things. A responde Women in Ministry”, un libro que intenta refutar “Women in Ministry”.

[9] Ibíd. P. 29, 30

[10] Ibíd. P. 29

[11] Primacía pre-caída, en sencillas palabras, es la creencia de que Adán era superior a Eva antes de la entrada del pecado al mundo.

[12] Evaluation of Egalitarian Papers, by Gerhard Pfandl with Daniel Bediako, Steven Bohr, Laurel and Gerard Damsteegt, Jerry Moon, Paul Ratsara, Ed Reynolds, Ingo Sorke, and Clinton Wahlen. P. 4.

[13] En realidad aunque pareciera concordar, no lo es. De hecho no es para nada una idea adventista. Ver: Tratado de Teología Adventista, p. 238, 239.

[14] Gerry Chudleigh, “Una breve reseña de la doctrina de la cabeza en la Iglesia Adventista del Séptimo Día” p. 5.

[15] La Declaración de Danvers, es un documento emanado en los años 80 por una organización del evangelicalismo norteamericano, profundamente calvinista.

[16] http://cbmw.org/uncategorized/the-danvers-statement-spanish/

[17] Ángel Manuel Rodríguez, : Evaluation of the Arguments Used By Those Opposing the Ordination of Women To the Ministry p. 12 en adelante.

[18] Gerry Chudleigh, “Una breve reseña de la doctrina de la cabeza en la Iglesia Adventista del Séptimo Día” p. 13

[19] Ángel Manuel Rodríguez, Evaluation of the Arguments Used By Those Opposing the Ordination of Women To the Ministry p. 16.

[20] “La ordenación de la mujer: ¿Sí o No?” p. 29

[21] Ángel Manuel Rodríguez, Evaluation of the Arguments Used By Those Opposing the Ordination of Women To the Ministry p. 1, 9, 12.

[22] , “Una breve reseña de la doctrina de la cabeza en la Iglesia Adventista del Séptimo Día”, p. 4

[23] En Agosto de 2014, el Seminario Teológico de Andrews, publico en su sitio web oficial “Una declaración del Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día sobre Cristo como Única Cabeza en la Iglesia” que apoyaba la ordenación de mujeres al ministerio, y que por otro lado, rechazaba la teología de la cabeza. https://www.andrews.edu/agenda/34778

[24] “Una respuesta abierta de la facultad, estudiantes, y amigos del seminario teológico adventista. Dirigido a la facultad del seminario teológico adventista concerniente a la reciente declaración sobre Cristo como única cabeza de la iglesia” http://www.adventistreview.org/assets/public/news/2014-10/242011032-Appeal-to-the-Seminary-Faculty_1_.pdf

[25] Ver los siguientes estudios: Richard M. Davison “Dominio, sumisión e igualdad en la Escritura” en , “Women in Ministry”, Teresa Reeve “1 Corintios 11:2-16 y la ordenación de las mujeres al ministerio pastoral” en TOSC 2014, Dwight K. Nelson “Vuestros hijos y vuestras hijas. Reflexiones sobre el llamado divino” en “Teología de la Ordenación” NAD 2013, W. Larry Richards “¿Cómo hace una mujer para profetizar y callar al mismo tiempo?”.

[26] “Teología de la cabeza”, “principio de la cabeza”, “doctrina de la cabeza”, son expresiones intercambiables del mismo asunto.

[27] Gerry Chudleigh, “Una breve reseña de la doctrina de la cabeza en la Iglesia Adventista del Séptimo Día” p.5

[28] Tratado de Teología Adventista, p. 145

[29] “La ordenación de la mujer: ¿Sí o No?” p. 30

[30] Los teólogos adventistas todavía no están de acuerdo si Génesis 1:1 se refiere a la creación de todo el universo o solamente al planeta tierra. De todas formas, si la creación de todo el universo comienza con Génesis, la “administración del universo” antecede temporalmente a la ejecución del “plan de salvación”. Si bien la Biblia habla de que el plan de salvación fue ideado “antes de la fundación del mundo” (Efe. 1:4), esto igual genera el problema de la subordinación funcional de Dios el Hijo en la eternidad, pues antes de la creación de todo, no había tiempo físico, sino sólo el “tiempo celestial” o eternidad. Pero, en dicha eternidad, las funciones diferenciadas en la Deidad no estarían asumidas, salvo que el pecado entrase. Por lo tanto, las funciones no son parte de la ontología de la Deidad, sino solamente a causa de la contingencia del pecado en el mundo. Aquí puede verse la incompatibilidad de dos sistemas teológicos totalmente opuestos: el sistema calvinista y el adventista.

[31] Esto no es antojadizo. En la ponencia “Male and Female HE Created Them” Bohr declara que: “Jesús estaba en sujeción al Padre incluso antes que la creación de los ángeles”, “Dios era la cabeza de Cristo mucho antes de que el plan de salvación llegará a existir según 1 Corintios 11”. Ambas declaraciones no dejan lugar a dudas respecto a su significado. Ver: http://ordinationtruth.com/2015/06/08/womens-ordination-symposium-bakersfield-hillcrest-sda-ca/

[32]  “Una respuesta abierta de la facultad, estudiantes, y amigos del seminario teológico adventista. Dirigido a la facultad del seminario teológico adventista concerniente a la reciente declaración sobre Cristo como única cabeza de la iglesia” p. 2

[33] Ángel Manuel Rodríguez, Evaluation of the Arguments Used By Those Opposing the Ordination of Women To the Ministry p. 7

[34] Ibíd. P. 7

[35] La teología de la cabeza arguye que dado que en la trinidad hay funciones y subordinación entre sus miembros, en la creación del hombre y la mujer, la “imagen de Dios” se proyecta en la humanidad. Lo cual significa que el hombre es creado como Dios el Padre, y Eva como Dios el hijo, subordinada funcionalmente. Esta distorsionada interpretación es clave en Wayne Grudem (Ver: teología sistemática). Por el contrario, la teología adventista, nunca ha dicho semejante desvarío (Ver Tratado de Teología Adventista, p. 236,237)

[36] Rodríguez menciona a varios teólogos adventistas que aceptan la subordinación eterna, tales como: Jerry Moon, Edwin Reynolds y tal vez Gerard Damsteegt. Ver Evaluation of the Arguments Used By Those Opposing the Ordination of Women To the Ministry p. 7

[37] Rodríguez p. 8

[38] Ibíd. P. 8

[39] Algunos de los pasajes considerados por Canale son: Juan 5:19, 36; 8:28; 12:59; 15:15; 14:31; 10:18; 12:49,50; 17:1;  14:28; Filipenses 2:8; Hebreos 5:8,9.

[40] Tratado de Teología Adventista, p. 144

[41] Ibíd. 145.

[42] En este caso, Canale solo menciona 1 Corintios 15:24.

[43] Tratado de Teología Adventista, p. 145.

[44] Ibíd. P. 145

[45] Ibíd. P. 145 Énfasis añadido.

[46] Ibíd. P. 147 Énfasis añadido.

[47] Tratado de Teología Adventista, p. 146

[48] “Adventist Affirm” es una revista teológica adventista de corte conservador.

[49] “Una breve reseña de la doctrina de la cabeza en la Iglesia Adventista del Séptimo Día”, p. 13, 14.

[50] Samuel Koranteng-Pipim, en su libro “Recibiendo la Palabra” hace mucho énfasis en la ordenación de la mujer como un intento liberal y ajeno a la Biblia. Cabe destacar que en concordancia con la primacía pre-caída y la teología de la cabeza, Korangteng-Pipim además es partidario de la inspiración verbal de las Escrituras, fundamento del entendimiento del evangelicalismo norteamericano calvinista.

[51] Stephen Bohr, “Issues Relating to the Ordination of Women with Special Emphasis on 1 Peter 2:9, 10 and Galatians 3:28”, p. 7.

[52] Ibíd. P. 7, “Yet the very same scholars do not object to using material from feminist scholars who openly oppose the traditional Adventist view of women in ministry.”

[53] Evaluation of the Arguments Used By Those Opposing the Ordination of Women To the Ministry p. 2.

[54] Edwin Reynolds, “Biblical Hermeneutics and Headship in First Corinthians” p. 19, 27.

[55] Ingo Sorke, “Adam, Where are You?”, p. 58.

[56] Paul Ratsara y Daniel Bediako, “Man and Woman in Genesis 1-3: Ontological Equality and Role Differentiation”, p. 1, 11, 12, 15, 21, 26, 27, 31, 36, 38, 49, 50.

[57] Laurel Damsteeg, ““Women of the Old Testament: Women of Influence”, p. 15.

[58] John Peters, “Restoration of the Image of God: Headship and Submission”, p. 8, 13, 15, 16,22, 26, 28, 31, 32, 33, 38, 39, 40, 42, 45, 51, 54, 56, 57, 59, 61, 67, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 79.

 

La filosofía y los adventistas

En la «presentación» del libro «El problema de la identidad bíblica del cristianismo. Las presuposiciones filosóficas de la teología cristiana: desde los presocráticos al protestantismo», del profesor de filosofía en la UAP, Raúl Kerbs, hace una paráfrasis del filósofo alemán, Martín Heidergger: «si no se hace algo con la filosofía, ella hará algo con uno, aunque se la ignore o se la considere una pérdida de tiempo».

Creo que está demás hablar del impacto de las ideas en todo sistema humano, desde las sociedades actuales, a cada actividad humana, incluso la más banal. La filosofía, se quiera o no, la ignoremos o la consideremos una pérdida de tiempo, como diría Heidergger, configura nuestro mundo. Y a la teología también.

Lo anterior ya ha quedado demostrado por los trabajos de Fernando Canale y el ya mencionado Raúl Kerbs. Ambos autores y filósofos adventistas han explicado y expuesto las presuposiciones filosóficas de toda la teología, sea católica o protestante.

Lo anterior, ha evidenciado que prácticamente toda la teología a través de los siglos, ha estado sumergida bajo las ideas filosóficas. Desde los padres de la iglesia, san Agustín, la ecolástica medieval, incluso hasta el protestantismo y sus herederos hoy.

Si el panorama es tal, ignorar o considerar  a la filosofía una pérdida de tiempo, vendrían a ser actitudes nada provechosas. El desconocerla y menospreciarla nos llevaría a que la filosofía esté haciendo algo con nosotros de todas maneras. Y de hecho ya lo ha estado haciendo.

Un ejemplo concreto de lo anterior es lo que Canale denomina «interpretación atemporal de Dios», y que muchos seguimos dando por sentada, en donde Dios está fuera del tiempo, y no es partícipe en la historia.

Otro ejemplo más cercano, (y del cual nos encargaremos a fondo en una serie de post en este blog), es que en el debate de la Ordenación de la Mujer, la posición contraria, basaba toda su postura (consciente o inconscientemente) en una interpretación filosófica del ser de  Dios.

Por lo tanto, si la filosofía lo invade todo, es importante al menos permanecer en guardia. Pues en gran medida, incluso la manera en la cual nos acercamos a estudiar la Biblia, ha estado en manos de la filosofía. Y donde aquellas aproximaciones están siendo usadas por muchos adventistas desde hace décadas.

PD: Tómese este breve post por introducción a un gran número de temáticas que iremos desarrollando en este blog.

Del «Blog de Apolos» a «Hablemos de Teología»

A nuestra minúscula comunidad les informamos que el sitio «El Blog de Apolos» quedará en receso, pero seguirá en «Hablemos de Teología».

La razón principal de este cambio son las opciones que ofrece la plataforma WordPress, mucho mayores que las de «Blogger». Esto significa un tema de página web mucho más despejado, sencillo y con más interacción con las redes sociales. Algo no posible anteriormente.

También destacamos el deseo de reinventarse, y generar más debate con un título más amplio, con miras a extender nuestra reflexión teológica.

Seguiremos refutando aquellas ideas que manchan a la teología, además de problematizar cosas que damos por sentadas, y lo mejor, proponer respuestas a un público cada vez más exigente. Queremos construit teología.

Así que esperamos que nos apoyen aquí en «Hablemos de Teología».